Dtsch Med Wochenschr 1955; 80(45): 1625-1628
DOI: 10.1055/s-0028-1116255
© Georg Thieme Verlag, Stuttgart

Diagnostik und Therapie der Hyperthyreose

The diagnosis and treatment of hyperthyroidismPaul Martini
  • Medizinischen Universitätsklinik Bonn (Direktor: Prof. Dr. P. Martini)
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Publication Date:
04 May 2009 (online)

Summary

Diagnosis: The importance and difficulties of making the correct diagnosis in the early stages of hyperthyroidism are stressed. Symptoms may be very misleading. Increased basal metabolic rate (B.M.R.) is, therefore, used as an objective index. However, often the increased muscle tonus, which may accompany hyperthyroidism, gives falsely high B.M.R. values. The author, therefore, prefers the “corrected B.M.R.” which is obtained after' pre-medication with sedatives or even under deep narcosis. The radioactive iodine test avoids these difficulties. Only minute doses of radioactive material are needed (50—100 micro C). Typical results are given for euthyroid and myxoedematous cases (Fig. 3). “Corrected B.M.R.” and the radioactive iodine test have given identical results in 93% of the author's cases, while ordinary B.M.R. agrees in only 71%. — A possible role of the hypophysis (i.e. overproduction of thyrotropic hormone) in the causation of hyperthyroidism is acknowledged, but so far at least the only practical therapeutic approach lies in a direct attack on the thyroid. Hypothalamic lesions only very rarely play a part in the pathogenesis of the disease. — Treatment: General measures, such as sedation, bed rest, diet and the prevention of emotional stress, are important adjuvants to any more specific methods of treatment of which there are four. (1) Subtotal thyroidectomy. This is still considered the most certain means of cure. It should be used in patients not beyond middle-age, without heart disease, or in those in whom other methods have failed or are not feasible. (2) Radioactive iodine. A cure rate of 90%, similar to that achieved by operation, is reported by many authors. But it presupposes, for good results, the presence of diffuse parenchymal involvement: nodular enlargements are less likely to store radioactive iodine evenly enough to be effective. Delayed carcinogenic action after therapeutic doses has not been shown. (3) Antithyroid drugs. Thiouracil and its derivatives are occasionally goitrogenic as a side effect. Favistan (methylmercapto-imidazole) and Thyreocordon (mercapto-benzimidazoledimethylol) avoid this side effect more often, are more effective in their antithyroid action, but have the disadvantage of causing agranulocytosis more frequently than the thiourea derivatives. (4) Iodine. It is used as goitre prophylactic, in pre-thyroid-ectomy medication (for 1—3 weeks) and in the rare instances of hyperthyroid crisis. The marked differences between patients, in clinical picture and response to treatment, are pointed out. Schematization of treatment, without regard to the individual case, must be avoided.

Resumen

Diagnóstico y tratamiento del hipertiroidismo

Inquietud, hiperexcitabilidad, agotamiento, temblor, aumento de la tendencia a sudar y alopecia así como una pérdida infundada de peso con buen apetito son, muchas veces, síntomas precoces de un hipertiroidismo. Cuando se trata de bociosos en zonas montañosas, al presentarse indicios de un hipertiroidismo están, muchas veces, sólo partes del tejido glandular alteradas, en sentido de un bocio basedowiaho. Un aumento del metabolismo basal es indicio seguro de un hipertiroidismo, en el supuesto de que haya sido investigado correctamente. Para ésto es indispensable, entre otras cosas, la eliminación de un reflejo aumentado del tono muscular, para lo que en la mayoría de los casos basta con una inyección de 0,2 luminal, dada en la víspera. Otro camino es la corrección de las cifras del metabolismo basal mediante una medición directa de la corriente de acción de la musculatura. Otra prueba valiosa para el examen de la función tiroidea es el control de la fijación del iodo con iodo radioactivo. Para ésto solo se necesitan 2 gammas de ioduro, con lo que no hay que temer ni lesiones por iodo ni por rayos X. En contra a la investigación del metb. basal, el metabolismo del tiroides se prueba directamente con iodo radioactivo. Mientras que los efectos coinciden con los resultados, en una determinación ordinaria del metb. basal, sólo en un 71%, se logra alcanzar una coincidencia de un 93% de los casos, tras la supresión de todas las perturbaciones que afectan al metb. basal (por ej. en la determinación en narcosis). En casos aislados se diferencian considerablemente, aún con técnicas corrientes, los resultados de la determinación del metb. basal de los del test por iodo. La vieja controversia acerca de si junto a la tiroxina existe otra hormona tiroidea con un efecto más sensible sobre el metb., se mantiene por ello en pie. Junto al problema del hipertiroidismo aparece el del distiroidismo, por ej. el aumento en la producción de triyodotironina, cuyos efectos en el metb. son 5 veces más activos que con la tiroxina. En una discrepancia entre el cuadro clínico y los resultados por las pruebas de iodo radioactivo, respectivamente la determinación del metb. basal, hay que pensar en un aumento en la producción de hormonas tireotropas de la hipófisis. En casos especiales también debe pensarse en influencias psíquicas y diencefálicas. En el tratamiento, aparte de aclarar la situación profesional y social, tienen una gran importancia, tanto ahora como antes, las curas de reposo y una alimentación rica en calorías y vitaminas. En muchos casos son necesarios los sedantes. Con iodo radioactivo se puede alcanzar más de un 90% de curaciones en el estruma parenquimatoso de Basedow (3—10 mC), no siendo, por consiguiente, los resultados menores que los de la extirpación quirúrgica. En los nódulos bociosos basedowificados, son las perspectivas sensiblemente peores. Lesiones tardías del iodo radioactivo no pueden ser excluidas hoy en día. Aquellos pacientes con menos de 25—30 años deben recibir solamente el iodo radioactivo cuando tengan suficiente con muy poca cantidad. Dosis de iodo en indicaciones terapéuticas o diagnósticas pueden bloquear por largo tiempo la absorción de iodo radioactivo por el tiroides. El peligro de una exoftalmía maligna parece ser menor en el tratamiento con iodo radioactivo que tras una estrumectomía. El tratamiento quirúrgico en jóvenes pacientes con corazón sano sigue siendo un método muy seguro. En el tratamiento con tireostáticos se sostiene largo tiempo el peligro de un incremento del bocio, pareciendo ser menor con los nuevos tireostáticos, Favistan o Tireocordón. Aún no está solucionado el problema de si pueden aparecer lesiones en la médula ósea así como en la piel y mucosas tras la utilización terapéutica de estos preparados; los resultados permanentes son en general desilusionadores, siendo muchas veces necesaria una medicación de años. Para la elección del tratamiento son frecuentemente decisivas las peculiaridades de cada uno de los casos. El iodo es el más antiguo remedio contra el bocio. En zonas pobres de iodo está indicado, aún hoy día, un suplemento de iodo en la dieta para la profilaxis del bocio. En el tratamiento de un hipertiroidismo juega, sin embargo, el iodo muchas veces un funesto papel, exceptuando el tratamiento previo a una operación, de duración 1—2 ó a lo sumo 3 semanas, el así llamado «Plummerung». El iodo sólo se debe dar en el coma basedowiano (80—360 mg de iodo diariamente, como diyodotirosina). Los efectos inmediatos y favorables del iodo son, en este estado peligroso para la vida, más importantes que los peligros eventuales que puedan aparecer posteriormente con el transcurso de la enfermedad.

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