Palabras Clave
colgajos quirúrgicos - estudios retrospectivos - microcirugía - nervio mediano - recurrencia
- síndrome túnel carpo
Keywords
carpal tunnel syndrome - median nerve - microsurgery - recurrence - retrospective
studies - surgical flaps
Introducción
La descompresión quirúrgica del nervio mediano mediante la sección del ligamento transverso
del carpo, se ha convertido en una de las cirugías más comunes y exitosas de la cirugía
ortopédica de muñeca y mano. Sin embargo, las complicaciones y los fracasos del tratamiento,
incluida la persistencia o recurrencia de los síntomas, se notifican entre un 3 y
un 25% de los casos.[1]
[2]
[3]
Se considera que existe una persistencia de los síntomas tras la neurolisis primaria,
si no llega a haber un periodo libre de enfermedad en los primeros 6 meses tras la
cirugía.[2] La causa más frecuente es la sección incompleta del ligamento transverso del carpo.
Está descrito en la literatura que esa situación se produce más frecuentemente en
la cirugía endoscópica guiada por ultrasonido.[4]
[5] También nos encontramos con esa situación en casos diagnosticados de manera errónea
y en síndromes de doble atrapamiento nervioso, como el síndrome del pronador redondo.[6]
Nos encontraremos ante una recurrencia del STC si han pasado más de 6 meses desde
la cirugía primaria con mejoría sintomática, hasta la reaparición de la clínica. La
causa de recidiva más frecuente es la formación de fibrosis perineural. Ese hecho
está íntimamente relacionado con el acto quirúrgico previo,[3] la tenosinovitis reactiva hipertrófica de los tendones flexores o comorbilidades
del paciente.[7]
En diversos estudios encontramos asociados ciertos factores de riesgo a una mayor
tasa de recurrencia del STC tras la neurolisis primaria. La hipertensión arterial,
la diabetes mellitus y el síndrome metabólico[1]
[2]; una hemostasia pobre en el lecho quirúrgico, la inmovilización prolongada o una
terapia física muy intensa tras la cirugía, se han asociado a una mayor formación
de fibrosis perineural.[5]
Podemos plantear la indicación de una cirugía de rescate en esos casos, cuando existan
unos síntomas incapacitantes que no respondan al tratamiento médico. Conviene corroborar
la afectación del nervio con un nuevo EMG patológico.
Las técnicas que encontramos en la literatura para el tratamiento de la recidiva del
STC van desde la nueva neurolisis del nervio, sin asociar ningún otro gesto, hasta
la interposición de distintos materiales o colgajos. Se han descrito varias técnicas
para proporcionar mayor cobertura de tejidos blandos al nervio mediano en la cirugía
de recidiva del STC: colgajo de grasa hipotenar, colgajo de abductor digiti minimi,
colgajo rotacional de flexor superficial de los dedos, colgajo de pronador cuadrado,
colgajos fasciales o fasciocutáneos,[8] transposición de tejido sinovial de los flexores, envoltura venosa o colgajo libre,
como por ejemplo, colgajo de epiplón. Cada técnica tiene ventajas y desventajas únicas
que guían la decisión del cirujano y no hay estudios que demuestren la superioridad
de una de las técnicas sobre el resto.[9]
Como beneficio de la técnica del colgajo de grasa hipotenar frente a otras que emplean
musculatura intrínseca o extrínseca de la mano como tejido de interposición u otros
tejidos de zonas anatómicas más alejadas, contaríamos con una menor comorbilidad del
área donante. Frente a esas ventajas, existe literatura que refiere que ese colgajo
es insuficiente en cuanto al tamaño, y que no llega a envolver completamente al nervio
mediano, teniendo una tasa de fracaso en el umbral del 4,5%.[10]
La técnica empleada por la Unidad de Cirugía de Muñeca y Mano del Servicio de Traumatología
del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, para los casos de recidiva de STC
con indicación quirúrgica, es la descrita por Strickland y col.[11]
El objetivo de este estudio, es revisar los pacientes intervenidos de recidiva del
STC en dicha unidad mediante colgajo graso hipotenar vascularizado, y comprobar su
evolución a medio y largo plazo. También se realiza un estudio descriptivo de factores
de riesgo asociados.
Material y Método
Este trabajo es un estudio descriptivo de una serie de casos. La población estudiada
es la muestra de pacientes operados mediante la técnica de Strickland para la recidiva
del STC intervenidos entre el 2010 y el 2017. Se recogieron las historias clínicas
de todos aquellos pacientes que se encontraban en esta muestra del archivo del Hospital
Universitario Príncipe de Asturias, con el permiso del comité de ética. De ellas,
se extrajo información relevante para el análisis de datos como: edad, sexo, profesión,
comorbilidades, pruebas de neurofisiología, fecha de la neurolisis primaria y de la
cirugía de rescate, la evolución post operatoria, indicación de cirugía de rescate
y datos correspondientes a las intervenciones.
Se analizaron un total de 24 pacientes, 17 fueron mujeres y 7 hombres con edades comprendidas
entre los 36 y los 86 años. La mano operada resultó ser la dominante en 16 ocasiones,
coincidiendo con la derecha, y en 8 fue no dominante, tratándose de la izquierda.
El tiempo transcurrido entre la neurolisis primaria del mediano, que siempre se realizó
abierta, y la cirugía de rescate (Strickland), en el mayor de los casos, se demoró
17 años y en el menor de los casos fue menos de un año.
Once de los 24 pacientes no experimentaron mejoría de los síntomas tras la neurolisis
primaria. En 5 pacientes se produjo la recidiva en un periodo entre los 6 meses y
el año; y en 3 pacientes aparecieron nuevos síntomas motores. En los 5 casos restantes
no encontramos recogida la clínica postneurolisis primaria en la historia clínica
y no acudieron a la entrevista para este estudio.
Contamos con el diagnostico EMG pre-neurolisis primaria en 21 pacientes de los cuales,
4 presentaban una compresión leve (velocidad de conducción sensitiva < 50 m/s), 6
compresión moderada (latencia motora distal > 4,2 milisegundos) y 11 compresión severa
(denervación del abductor pollicis brevis). Los 3 restantes no se encontraban registrados en la historia clínica ([Fig. 1]).
Fig. 1 EMG pre-neurolisis primaria.
En todos los casos se repitió el EMG entre la neurolisis primaria y la cirugía de
rescate: en 12 pruebas no varió la intensidad de la compresión (el mismo resultado
del EMG), en 6 ocasiones el resultado del EMG evidenció un empeoramiento del síndrome
compresivo; y en 3 pruebas se encontró una mejoría electromiográfica. En los 3 casos
que no se encontró el EMG pre-neurolisis primaria, el electrodiagnóstico entre ambas
cirugías fue de compresión moderada en dos casos y severa en el restante ([Fig. 2]).
Fig. 2 EMG pre- Cirugía de rescate.
De nuestros pacientes, 14 realizaban trabajos con una actividad manual. Respecto a
los factores de riesgo cardiovasculares (FRCV), 9 pacientes eran diabéticos, 16 tenían
hipertensión arterial, 12 presentaban dislipemia, 5 obesidad (Índice de Masa Corporal
[IMC] mayor o igual de 35). Diez de los mencionados anteriormente contaban con 3 o
más FRCV concomitantes. Cinco pacientes reconocieron ser fumadores o haber fumado
en el periodo de estudio. Cuatro sujetos declararon un diagnóstico psiquiátrico.
Respecto a las comorbilidades de aparato locomotor, 13 presentaban un “cuadro poli-álgico”
(dolor no traumático en dos o más localizaciones), de los cuales 2 tenían un diagnóstico
de fibromialgia. Dos sujetos presentaban una neuropatía cubital; 1 ipsilateral y otro
en el lado contrario a la neurolisis. Dos pacientes desarrollaron el STC posterior
a sufrir una fractura de radio distal en la muñeca ipsilateral. Uno se trató de manera
conservadora y al otro se le practicó una reducción abierta y síntesis con placa volar.
En 14 de los 24 casos que estaban diagnosticados de STC bilateral, a 13 se les practicó
neurolisis primaria de ambas manos, de los cuales ninguno requirió una segunda intervención
(Strickland) de manera bilateral.
La técnica quirúrgica empleada es la interposición de un colgajo de almohadilla grasa
hipotenar vascularizada en el lecho quirúrgico. La cirugía se realizó, en todos los
casos, por el mismo cirujano. Dicho colgajo se coloca sobre el nervio mediano, envolviéndolo,
y a continuación se fija en la región dorsal y radial del túnel carpiano, con lo que
se consigue disminuir la clínica neuropática a través de tres mecanismos: la protección
frente a la presión externa y la fricción, la creación de una capa de deslizamiento
que evite la formación de fibrosis perineural[10]
[11] y la nutrición vascular proporcionada por las ramas arteriales que provienen de
la arteria cubital del canal de Guyon ([Fig. 3]).[12] El periodo de seguimiento post cirugía de rescate más largo se establece en 7 años
y el más corto en 6 meses.
Fig. 3 Cirugía de rescate en el STC. (a) Fibrosis perineural en lecho quirúrgico. (b) Visualización
del nervio mediano en el túnel del carpo tras neurolisis. (c) Disección del colgajo
graso hipotenar vascularizado. (d) Cobertura de nervio mediano con colgajo de almohadilla
grasa hipotenar vascularizada.
El manejo postoperatorio consistió en la utilización de una férula dorsal favoreciendo
la oposición del primer dedo durante 10 días y la posterior movilización libre, evitando
trabajos de fuerza durante 3 meses.
De los 24 pacientes incluidos en el estudio, 6 no pudieron ser entrevistados, pese
a ello, se registraron los datos recopilados en la historia clínica hospitalaria.
De los 18 restantes, 15 fueron revisados para este estudio, aplicándoles las maniobras
exploratorias y los cuestionarios de funcionalidad, dolor y satisfacción que se describen
a continuación. Los otros 3 fueron entrevistados por teléfono.
En la entrevista se evaluaron los siguientes parámetros:
-
Valoración del EMG: Es la única prueba objetiva del estado del nervio mediano. Respecto
a ese ámbito, se revisaron todos los EMG que fueron realizados a lo largo de la evolución
de los pacientes.[13] Los resultados se clasifican en:
-
Velocidad conducción sensitiva <50 m/s: afección leve.
-
Latencia motora distal >4,20 milisegundos: afección moderada.
-
EMG Abductor pollicis brevis alterado: afección severa.
Es bueno aclarar que los valores mencionados, en ocasiones no se alteran de manera
secuencial, y un resultado anómalo aislado se considera diagnóstico de la severidad
indicada.
-
Valoración clínica[14]:
-
Fuerza de agarre con el dinamómetro de JAMAR: es considerado el método más preciso
para determinar de forma cuantitativa la fuerza de agarre del puño.[15] La fuerza ejercida con la mano intervenida se compara con la mano contralateral.
Se considera significativa una pérdida de fuerza mayor del 75% respecto a la mano
opuesta, es decir, una fuerza conservada menor del 25% de la contralateral.
-
Fuerza de la pinza con el dinamómetro de JAMAR: realizando una pinza digital con el
primer y segundo dedo, y comparándolo con la mano contralateral.[13] Se consideró significativo una disminución de la fuerza mayor al 50%.
-
Cuestionarios (adaptados a la lengua española):
-
3.1. DASH (Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand).[16]
[17]
-
3.2. BCTQ (Boston Carpal Tunnel Syndrome Questionnaire).[18]
-
3.3. Cuestionario DN4 (Dolor neuropático).[19]
-
Evaluación subjetiva (Grado de satisfacción): Se preguntó a los pacientes sobre su
grado de satisfacción tras su última cirugía de la mano. Dando como opciones: nada
satisfecho, poco satisfecho, satisfecho y muy satisfecho.
Todos los datos obtenidos de las historias clínicas y las entrevistas fueron recopilados
y sintetizados en tablas de Excel para su análisis descriptivo.
Resultados
Contamos con el diagnostico EMG pre-neurolisis primaria en 21 pacientes. En todos
los casos se repitió el EMG entre la neurolisis primaria y la cirugía de rescate.
No se realizaron EMG tras la realización de la técnica de interposición de almohadilla
grasa hipotenar.
Se aplicó la prueba JAMAR para medir la fuerza post-cirugía de rescate a 15 pacientes,
de los cuales, en 9 ocasiones la mano intervenida fue la mano dominante y 6 la no
dominante. Realizamos mediciones separadas de la fuerza de agarre del puño y de la
pinza con 2 dedos ([Tabla 1]).
Tabla 1
Datos de entrevista post operatoria
|
N° Paciente
|
Lado D- Drch y dominante
Lado I-Izq y no dominante
|
JAMAR Pinza intervenido (Kg)
|
JAMAR Pinza
Sano (Kg)
|
% de fuerza conservado Pinza
|
JAMAR Agarre intervenido (Kg)
|
JAMAR Agarre Sano (Kg)
|
Porcentaje de fuerza conservado Agarre (%)
|
Cuestionario DN4 (1–10)
|
DASH (%)
|
BCTQ (11–55)
|
Evaluación subjetiva
|
|
1
|
D
|
1
|
4
|
25%
|
10
|
35
|
28%
|
10
|
45,83
|
40
|
Nada satisfecho
|
|
2
|
D
|
1
|
0
|
|
1
|
10
|
10%
|
9
|
55,83
|
47
|
Nada satisfecha
|
|
3
|
D
|
0
|
0
|
|
0
|
1
|
0%
|
9
|
65,83
|
51
|
Nada satisfecha
|
|
4
|
D
|
1
|
3
|
33%
|
3
|
13
|
23%
|
6
|
42,5
|
34
|
Nada satisfecha
|
|
5
|
I
|
2
|
6
|
33%
|
17
|
23
|
73%
|
7
|
17,5
|
31
|
Poco satisfecho
|
|
6
|
I
|
2
|
6
|
33%
|
21
|
38
|
55%
|
1
|
8,33
|
24
|
Satisfecho
|
|
7
|
D
|
1
|
3
|
33%
|
6
|
47
|
12%
|
6
|
48,33
|
29
|
Muy satisfecho
|
|
8
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
9
|
D
|
1
|
2
|
50%
|
10
|
17
|
58%
|
1
|
31,66
|
13
|
Muy satisfecho
|
|
10
|
I
|
|
|
|
|
|
|
4
|
37,5
|
43
|
Nada satisfecha
|
|
11
|
I
|
0
|
1
|
0%
|
0
|
0
|
0%
|
5
|
60,34
|
32
|
Satisfecha
|
|
12
|
D
|
|
|
|
|
|
|
7
|
39,16
|
32
|
Muy satisfecho
|
|
13
|
I
|
0
|
1
|
0%
|
−
|
6
|
|
7
|
60
|
30
|
Muy satisfecha
|
|
14
|
D
|
1
|
4
|
25%
|
2
|
42
|
4%
|
9
|
56,66
|
47
|
Nada satisfecho
|
|
15
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
16
|
I
|
0
|
1
|
0%
|
0
|
6
|
0%
|
9
|
54,16
|
36
|
Poco satisfecha
|
|
17
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
18
|
I
|
5
|
5
|
100%
|
14
|
17
|
82%
|
3
|
33,33
|
23
|
Muy satisfecha
|
|
19
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
20
|
D
|
3
|
3
|
100%
|
9
|
15
|
60%
|
4
|
10,83
|
16
|
Satisfecha
|
|
21
|
I
|
|
|
|
|
|
|
4
|
21,55
|
19
|
Muy satisfecha
|
|
22
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
23
|
D
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
24
|
D
|
0
|
2
|
0%
|
1
|
12
|
8%
|
3
|
41,66
|
24
|
Poco satisfecha
|
Se les realizó una entrevista a 18 pacientes, obteniéndose los siguientes datos:
En el DASH, 3 sujetos obtuvieron un resultado entre el 0–20% de funcionalidad, 5 entre
el 21–40%, 8 entre el 41–60% y 2 entre el 61–80%. Ninguno notificó una función mayor
del 80% ([Fig. 4]).
Fig. 4 Resultados del DASH.
En la escala de severidad de síntomas del BCTQ, 6 pacientes presentaron una puntuación
entre 11 y 25, 8 entre 26 y 40; y 4 entre 41 y 55.
Para la escala de situación funcional del BCTQ, 2 sujetos obtuvieron un resultado
entre 8 y 18 puntos, 8 entre 19 y 29; y 3 entre 30 y 40, esa última escala se valoró
en los 13 pacientes que fueron intervenidos de la mano dominante y acudieron a la
consulta ([Figs. 5] y [6]).
Fig. 5 Resultado de BCTQ de la escala de severidad de los síntomas.
Fig. 6 Resultados de BCTQ de la escala funcional.
Desglose de la escala funcional: se valoró mediante la media aritmética del grado
de dificultad que habían referido. Esa es una de las escalas más importantes, ya que
determina el grado de incapacidad en la vida diaria. Se obtuvieron los resultados
expresados en la [Tabla 2].
Tabla 2
Valores medios de incapacidad para actividades de la vida diaria en nuestra muestra:
(suma de valores de dificultad entre 1 y 5)/n
|
Escribir
|
2,84
|
Leve - moderada dificultad
|
|
Abrochar los botones
|
2,61
|
Leve - moderada dificultad
|
|
Sostener un libro al leer
|
2,83
|
Leve - moderada dificultad
|
|
Coger y mantener el teléfono
|
2,83
|
Leve - moderada dificultad
|
|
Abrir un recipiente de cristal
|
3,88
|
Moderada - gran dificultad
|
|
Realizar las tareas del hogar
|
3,05
|
Moderada - gran dificultad
|
|
Llevar las bolsas de la compra
|
3,77
|
Moderada - gran dificultad
|
|
Bañarse y vestirse
|
2,38
|
Leve - moderada dificultad
|
En el cuestionario DN4, 10 pacientes obtuvieron una puntuación mayor o igual de 5 y
5 una puntuación menor. No contamos el valor DN4 de las 3 entrevistas que se realizaron
vía telefónica.
Por último, dentro de la valoración subjetiva que realizaron los pacientes de su cirugía
de rescate, 6 no estaban nada satisfechos con los resultados sintomáticos y/o funcionales,
3 estaban poco satisfechos, 3 se declararon satisfechos y 6 muy satisfechos ([Fig. 7]).
Fig. 7 Resultados de evaluación subjetiva.
De los 18 pacientes entrevistados se produjeron complicaciones postoperatorias en
un caso, que desarrolló un síndrome de dolor regional complejo en la mano intervenida,
confirmado mediante RMN y Gammagrafía.
Discusión
De acuerdo con Mosier[2] y Djerbi,[3] es importante determinar si la sintomatología posterior a la neurolisis primaria
puede considerarse una recidiva de la clínica, estamos frente a la aparición de nueva
sintomatología o ante una persistencia de los síntomas, posiblemente asociados a un
error en la cirugía primaria, como una neurolisis incompleta. En este estudio, en
5 (20%) de los pacientes, se produjo una recidiva pasados los 6 meses de la primera
intervención, frente a 11 que no experimentaron ninguna mejoría (44%). Siendo esos
datos similares a los hallados en la literatura.
Entre las técnicas descritas en la bibliografía para tratar esta recidiva, la Unidad
de Cirugía de Muñeca y Mano del Hospital Universitario Príncipe de Asturias realiza
la técnica descrita por Strickland[11] del colgajo graso hipotenar vascularizado, que ha demostrado resultados superiores
en varios estudios, como el de Athlani,[5] que apoya esta técnica quirúrgica por la ausencia de elementos ajenos en el lecho
quirúrgico y mínima comorbilidad del área donante. Asimismo, Pace[7] avala la técnica, ya que disminuye la posibilidad de que el tejido cicatricial se
adhiera al nervio.
Varios estudios, como el de Ulusoy[1] o Vázquez[20] asocian una mayor recurrencia de los síntomas del STC con la existencia en esos
pacientes de FRCV, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipemia
o la obesidad, llegando a recomendar la remisión a los respectivos servicios, para
el control de su estado metabólico de cara a un mejor pronóstico. En este estudio,
10 de los 24 tenían 3 o más factores de riesgo cardiovascular (diabetes mellitus,
hipertensión arterial, dislipemia u obesidad), se desconocía si los valores de esas
afecciones llegaban a los límites para el diagnóstico de un síndrome metabólico. Aun
así, esas entidades suponen un riesgo para desarrollar un STC y para presentar recidiva,
puesto que los lechos vasculares del colgajo graso hipotenar son de peor calidad y
por el daño neuropático causado al nervio mediano secundario a la desmielinización.
De los 10 pacientes con 3 o más FRCV, 9 presentaron STC bilateral. Por lo tanto, se
podrían establecer recomendaciones con medidas higiénico dietéticas para disminuir
los factores de riesgo cardiovascular, con el fin de mejorar el pronóstico de esos
pacientes.
De igual forma, algunas profesiones suponen un riesgo por los repetidos microtraumatimos
que reciben la mano y muñeca, que pueden ser de alta intensidad como ocurre en la
carpintería, metalurgia o en el trabajo de mecánico que desarrollaban 5 de los pacientes,
o también movimientos repetidos de baja intensidad como la limpieza, el trabajo en
cinta o cocina que desarrollaban otros 9 individuos. De los 14 pacientes con trabajos
manuales, 9 presentaron STC bilateral.
De la misma manera, los antecedentes traumatológicos y el desarrollo de una neuropatía
compresiva, se asocian con mayor frecuencia en lesiones que comprometan la región
radio-carpiana hasta un 0,5%–22%, como es recogido en la literatura por Pope.[21] En este estudio, dos pacientes desarrollaron un STC posterior a sufrir una fractura
de radio distal en la muñeca ipsilateral. Uno se trató de manera conservadora y al
otro se le practicó una reducción abierta y síntesis con placa volar. No presentaron
STC en la muñeca contralateral.
De acuerdo con Mithun Neral,[13] la EMG sigue siendo la técnica de elección para el diagnóstico de compresión del
nervio mediano en el STC, siendo la única prueba objetiva para el diagnóstico de neuropatía
compresiva. En nuestro estudio, se comparó el resultado EMG pre y post neurolisis
primaria. Así, se comprobó que en más del 50% el resultado de la prueba fue el mismo
o se objetivó un empeoramiento.
En aquellos estudios prospecticos como el de Wichelhaus,[10] la prueba del JAMAR se realizó de manera comparativa con la mano reintervenida antes
y después de la cirugía de rescate, obteniéndose resultados significativos en el aumento
de fuerza del agarre y pinza. En este estudio, comparamos la fuerza de la mano intervenida
con la fuerza de la mano contralateral, teniendo en cuenta si ésta se trataba o no
de la mano dominante. Se dio un importante factor de confusión por coexistencia de
patología incapacitante en la mano contralateral en 3 de los 15 sujetos (20%).
En el estudio de Djerbi,[3] en el que participaron mayor número de cirugías con colgajo graso hipotenar vascularizado,
se obtuvieron los mejores resultados en el DASH respecto a las otras opciones quirúrgicas
para la recidiva del STC. Asimismo, en un estudio prospectivo como el de L. Athlani,[4] se obtuvo una mejoría de hasta 40 puntos en esa valoración del miembro superior.
Esos estudios, concuerdan con nuestro análisis, puesto que el 88% de los pacientes
entrevistados, presentaron una disfuncionalidad entre ausente y moderada tras la cirugía
de rescate.
Cabe destacar que, tanto el DASH como el JAMAR, cumplen su función principal de valoración
clínica y seguimiento cuando se aplican tanto preoperatoriamente como postoperatoriamente.
Una de las limitaciones de este estudio es no contar con las mediciones preoperatorias.
Consideramos valioso interpretar los valores postoperatorios y mostrarlos en el estudio.
La escala funcional del BCTQ, es el cuestionario más específico para la valoración
del STC, avalado por la literatura T. Lattré[22] y C. Q. Y. Tang,[23] donde se evalúa la sintomatología postquirúrgica, obteniéndose resultados significativos
similares a los de este estudio, donde la valoración de los síntomas fue en el 77%
leve-moderada. Además, se hace hincapié en la recuperación de la sensibilidad antes
que la fuerza motora. Desglosando los resultados según la actividad que los pacientes
desarrollaban con mayor dificultad, abrir un tarro de cristal nuevo destacaba como
la actividad menos accesible.
La valoración subjetiva de una patología tan incapacitante como STC puede estar muy
sesgada. En nuestro estudio, la valoración positiva llegó al 50%, sin embargo, en
otros estudios más representativos, alcanzan el 83% de satisfacción, afirmando que
volverían a operarse.[10] Fakhauri, relaciona la evolución tórpida de la clínica con periodos prolongados
de tratamiento conservador.[24] Asimismo, en 2 casos del estudio, la falta de resolución de la clínica se podría
relacionar con la existencia de una compresión en dos nervios distintos, ya que presentaban
clínica de neuropatía cubital, confirmado por EMG.
Únicamente se encontró una complicación post quirúrgica, una paciente desarrolló un
síndrome de dolor regional complejo post operatorio en la mano intervenida, confirmado
mediante RMN y Gammagrafía.
En cuanto a las limitaciones del estudio, se trata de una serie de casos, con una
pérdida de pacientes de 6/24, con lo que el nivel de evidencia es bajo. No existe
valoración preoperatoria que permita comparar de forma estadística el efecto de la
intervención quirúrgica en la función, fuerza, dolor, etc.
En cuanto a factores de confusión, la exploración postoperatoria y los cuestionarios
de funcionalidad, dolor y satisfacción se ven alterados por coexistencia de patología
concomitante de miembro superior:
-
Diez pacientes presentaban cervicalgia, omalgia, epicondilitis o neuropatía del cubital
ipsilateral, los cuales podrían ser un factor de confusión del DASH.
-
Cuatro pacientes presentaron dedos en resorte, rizartrosis o tendinitis de Quervain,
por lo que podrían ser factores de confusión para las escalas funcionales y el JAMAR.
Conclusión
Pese a las limitaciones de este estudio ya señaladas, los datos obtenidos avalan que
utilizando el colgajo de grasa hipotenar vascularizado, se obtiene mejoría objetiva
y subjetiva en un número elevado de pacientes con STC recidivado. En nuestro estudio,
un 45% de pacientes presentan resultados buenos o muy buenos en las escalas objetivas
y un 50% de los pacientes intervenidos se encuentran satisfechos o muy satisfechos
con los resultados; siendo bajo el índice de complicaciones.