Zusammenfassung
Anhand einer exemplarischen Kasuistik wird über akute Querschnittsmyelitis, Enzephalitis,
welche einen umschriebenen Hirnprozeß vortäuschen kann, und Polyneuritis berichtet.
Die akute Phase kann insbesondere bei den Affektionen des Zentralnervensystems sehr
erregend verlaufen, so daß unnötige und nicht immer ungefährliche operativ-diagnostische
Maßnahmen erwogen oder durchgeführt worden sind. Maßgebend für alle Entscheidungen
bleibt die allgemeine klinische Untersuchung. Meist ließ sich ein biphasischer Verlauf
nachweisen, was dann diagnostisch von entscheidender Bedeutung gewesen ist. Außerdem
stützen die allgemeinen Untersuchungsbefunde in Blut und Liquor sowie der Krankheitsverlauf
die Diagnose. In nur wenigen Fällen konnte nachträglich der Virusbeweis positiv geführt
werden. Wenn auch die Befunde der Viruslaboratorien die verantwortungsvollen Entscheidungen
des Klinikers nicht beeinflussen, weil sie stets viel zu spät kommen, ist doch eine
virologische Analyse aller Fälle von großer Bedeutung. Die zunehmende Kenntnis solcher
Krankheiten, ihrer Ätiologie, Epidemiologie und Verlaufsformen, wird die klinische
Diagnose erleichtern und helfen, die Verantwortung im Einzelfall zu übernehmen, auch
bei dem Verzicht auf nicht indifferente diagnostische und therapeutische Maßnahmen.
Die Möglichkeiten für Virusuntersuchungen sollten deshalb verbessert werden. Einzelne
Virusinfektionen des Nervensystems sind seit der Einführung der Poliomyelitis-Schutzimpfung
durch Verlauf und Symptomatik aufgefallen. Sie sind nicht häufig, wie wir aus den
Klinikeinweisungen und der Rückfrage bei unseren Fachkollegen in einem Bereich Nordwestdeutschlands
seit Jahren ermittelt haben. Insgesamt ist bisher ein deutlich erkennbarer oder ins
Gewicht fallender Panoramawechsel der entzündlichen Krankheiten des Nervensystems,
sofern diese durch Viren verursacht sind, noch nicht festzustellen, wie von einigen
Forschern befürchtet worden war — ausgenommen der Rückgang der Poliomyelitis selbst.
Summary
Some cases of acute transverse myelitis, encephalitis (simulating circumscribed brain
processes) and polyneuritis are reported. The acute phase of such conditions may be
very dramatic, especially in diseases of the CNS, leading to unnecessary and not always
harmless operative-diagnostic measures. The general clinical examination must, however,
remain decisive before undertaking any further steps. Usually a biphasic course may
be demonstrated, a point of vital diagnostic significance. Routine blood and c.s.f.
tests will then supplement the clinical findings. Only in a few cases was it possible
retrospectively to prove a viral cause. Although virological tests cannot be used
for clinical decisions, because their results often come too late, such tests are
nonetheless of great importance. A knowledge of such diseases, their aetiology, epidemiology
and clinical course aid in diagnosis and may obviate the need for complicated diagnostic
and therapeutic measures. Some virus infections of the nervous system have seemingly
changed their course and symptoms since the introduction of polio immunization. But
such instances are not frequent and there is no good evidence that inflammatory diseases
of the nervous system have altered their pattern.
Resumen
¿Existe un cambio del panorama en las enfermedades neurológicas inflamatorias desde
la introducción de la vacunación antipoliomielítica?
A base de una casuística ejemplar se informa sobre la mielitis transversa aguda, la
encefalitis, que puede simular un proceso cerebral circunscrito, y la polineuritis.
La fase aguda puede evolucionar con mucha agitación, sobre todo en las afecciones
del sistema nervioso central, tanto que se han llevado a cabo, o tomado en consideración,
medidas diagnóstico-quirúrgicas innecesarias y no siempre libres de riesgos. Lo definitivo
para tomar decisiones es aún la exploración clínica general. En la mayoría de los
casos se puede comprobar un curso bifásico, lo que luego es de importancia diagnóstica
decisiva. Además, los hallazgos generales de la exploración en la sangre y liquido
cefalorraquídeo así como el curso evolutivo apoyan el diagnóstico. Sólo en pocos casos
pudo llevarse a cabo, posteriormente, la comprobación positiva del virus. Aunque los
hallazgos de los laboratorios virásicos no influyen sobre las decisiones del clínico,
hechas con sentido de responsabilidad, porque dichos hallazgos llegan siempre con
demasiado retraso, es, sin embargo, de gran importancia el análisis virológico de
todos los casos. El progresivo conocimiento de tales enfermedades, de su etiología,
epidemiología y formas de evolución facilitarán el diagnóstico clínico y ayudarán
a aceptar la responsabilidad en cada caso, incluso desistiendo de las medidas diagnósticas
y terapéuticas no indiferentes. Las posibilidades de llevar a cabo análisis virásicos
deberían ser, por consiguiente, mejoradas. Algunas infecciones virásicas del sistema
nervioso central han sorprendido por su curso y sintomatología desde la introducción
de la vacunación antipoliomielítica. No son frecuentes, como hemos descubierto nosotros
partiendo de los envíos a la clínica y de los nuevos informes obtenidos de nuestros
colegas especialistas en una región del noroeste alemán desde hace años. En conjunto,
aún no se puede notar, hasta la fecha, ningún cambio panorámico, claramente perceptible
o de mucho peso, de las enfermedades inflamatorias del sistema nervioso central, si
éstas están causadas por virus, tal como había sido sospechado por algunos investigadores,
exceptuando una recidiva poliomielítica.