CC BY-NC-ND 4.0 · Revista Iberoamericana de Cirugía de la Mano 2022; 50(01): e19-e26
DOI: 10.1055/s-0042-1744260
Original Article | Artículo Original

Acrometástasis en mano y muñeca: Serie de 9 casos y revisión de la literatura

Article in several languages: English | español
D. Valverde-Vilamala
1   Parc de Salut Mar, Barcelona, Cataluña, Spain
,
A. Sala-Pujals
1   Parc de Salut Mar, Barcelona, Cataluña, Spain
,
J. Cebamanos
1   Parc de Salut Mar, Barcelona, Cataluña, Spain
,
1   Parc de Salut Mar, Barcelona, Cataluña, Spain
› Author Affiliations
 

Resumen

Introducción Las acrometástasis son extremadamente raras en la mano, con una prevalencia alrededor de un 0,1% según la literatura. Normalmente se asocian a patologías tumorales en estadios evolucionados, especialmente el carcinoma de pulmón. En este trabajo se muestra la experiencia de nuestro centro en el manejo y el tratamiento de estas entidades.

Materiales y métodos Describimos una serie de 9 casos tratados entre 1992 y 2020 de acrometástasis en la mano y muñeca. Se analizan datos de tumor primario, órgano diana, tratamiento y supervivencia. Asimismo, se realiza una revisión de los casos de acrometástasis de la literatura, haciendo hincapié en cuántos de ellos la lesión acra fue el primer signo de patología tumoral desconocida.

Resultados Se objetiva que afectan predominantemente a varones alrededor de 60 años, y que el tumor primario causante en la mayoría de los casos es el de pulmón, con una supervivencia del paciente tras el diagnóstico muy baja (alrededor de 8 meses).

Discusión y conclusiones Ante una lesión acra de origen no traumático, hay que tener en cuenta las acrometástasis, especialmente en pacientes que tienen un tumor primario conocido. En esta serie hubo tres casos en los que las acrometástasis fueron el primer signo de la patología tumoral del paciente, y en uno de ellos se le trató erróneamente como un panadizo inicialmente. En la literatura, aproximadamente el 50% de las acrometástasis son el primer signo de patología tumoral.

Una vez diagnosticado, el tratamiento multidisciplinar médico-quirúrgico es fundamental para mejorar la función y el dolor del paciente en la medida de lo posible.


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Introducción

Las metástasis tumorales en la mano son extremadamente raras, con una prevalencia alrededor de un 0.1% de todas las lesiones metastásicas.[1] Son más habituales en las extremidades inferiores que en las superiores, y no tienen una edad predominante de afectación. Se trata de una patología más común en hombres que en mujeres.[2]

Aparecen más habitualmente en pacientes que están afectos de estadios evolucionados de su patología tumoral,[3] siendo el carcinoma de pulmón el que más frecuentemente lo produce.[4] Raramente aparecen como primer signo revelador de la patología primitiva.[1]

Suelen dar la cara en fases terminales de la enfermedad, por diseminación comúnmente hematógena, y la supervivencia tras el diagnóstico suele ser baja (media de 7 meses), aunque no significa que empeoren el pronóstico.[5]

El tratamiento va a depender de la patología primitiva del paciente, de su esperanza de vida, y de la clínica que le ocasione.[6] En este artículo, describimos una serie de acrometástasis de mano y muñeca, su manejo terapéutico, y se revisa la literatura existente.


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Materiales y métodos

Este trabajo es una revisión retrospectiva de una serie de 9 casos afectados de acrometástasis únicamente de la mano y muñeca recogidos en el mismo centro entre 1992 y 2020.

De cada uno de los casos, se recogieron datos del tumor primario, localización de la metástasis en la mano, tratamiento llevado a cabo, y supervivencia del paciente una vez diagnosticada la acrometástasis.

Además, se ha llevado a cabo una revisión de la literatura de todos los artículos sobre acrometástasis indexados en la base de datos PubMed, y de cada uno de ellos se ha revisado tumor primario, órgano diana, datos demográficos, y si la lesión acral fue el primer signo de una patología tumoral desconocida. Para realizar la búsqueda, se han utilizado las palabras clave asociadas acrometastasis y mano.


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Resultados

Los principales resultados de nuestra serie se muestran en la [Tabla 1], en la cual se observa un predominio de varones (60%) con edad media de 66 años (rango: 47 a 86 años).

Tabla 1

Caso

Género

Edad al diagnóstico (años)

Diana

Tumor primario

Tratamiento

Supervivencia (meses)

1

Masculino

74

Hueso piramidal

Pulmón

Radioterapia

8

2

Masculino

71

Segundo metacarpiano

Pulmón

No

2

3

Femenino

47

Radio distal

Pulmón

Radioterapia

2

4

Femenino

53

Falange distal del dedo anular

Mama

Amputación

3

5

Masculino

86

Primer metacarpiano

Pulmón

No

7

6

Femenino

71

Falange distal del dedo índice

Pulmón

Radioterapia + amputación

2

7

Masculino

73

Falange distal del dedo índice y falange proximal del pulgar

Sigma

Radioterapia + Amputación

3

8

Masculino

56

Falange distal del dedo índice

Pulmón

Amputación + quimioterapia

4

9

Masculino

66

Radio distal

Renal

Exéresis + artrodesis cúbito-carpiana

43

En 3 de los 9 casos (casos 1, 2, y 6), la lesión metastásica fue la primera manifestación de su enfermedad, y en los 3 se trataba de un carcinoma escamoso de pulmón ([fig. 1a, 1b, 1c]).

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Fig 1 (A) Imagen de RM potenciada en T2 en la que se objetiva lesión metastásica en falange distal. (B) Imagen radiográfica del carcinoma de pulmón en proyección anteroposterior del tórax. (C) Imagen de la amputación completa del segundo dedo.

Respecto al diagnóstico diferencial, se puede observar que, en el caso número 4, hubo una confusión inicial en el diagnóstico de la lesión, y se trató como un panadizo. Tras comprobar que la antibioticoterapia no era efectiva, se decidió hacer biopsia de la lesión, y se concluyó que se trataba de una metástasis de un carcinoma de mama.

En cuanto al tratamiento, se puede objetivar que, en su mayoría, la amputación con o sin radioterapia coadyuvante fue lo más utilizado. No obstante, en uno de los casos (número 9), el paciente presentaba un carcinoma renal con afectación pulmonar y sólo una metástasis en el radio distal. La lesión osteolítica era de gran tamaño y muy dolorosa, por lo que se decidió hacer exéresis de la misma y utilizar la técnica de antebrazo de un sólo hueso, realizando una artrodesis de cúbito y carpo.

Uno de los pacientes, al que se le amputó el dedo índice por una acrometástasis secundaria a un carcinoma de sigma (caso número 7), tuvo la peculiaridad que le apareció una segunda lesión a los 2 meses en el pulgar de la mano contralateral.

Globalmente, la supervivencia tras el diagnóstico fue de 8,22 meses (rango: 2 a 43 meses).

Los principales resultados de la revisión de la literatura se exponen en la [Tabla 2], en la cual se puede objetivar que hay una predominancia masculina, se trata de pacientes con una edad media alrededor de los 60 años, y el tumor primario más frecuente es el de pulmón (61% de los casos publicados), seguido del de riñón (11%) y el de mama (11%), aunque con una frecuencia menor. La lesión acra fue el primer signo de patología tumoral hasta entonces desconocida en un 48% de los pacientes.

Tabla 2

Género (masculino/femenino)

Edad (años)

Acrometástasis como primer signo (casos)

Diana

Tumor primario

Tratamiento

Supervivencia

Muñoz-Mahamud et al.[8] (2017)

2/3

63

1/5

Primer metacarpiano

Pulmón

No

6 meses

Flynn et al.[9] (2008)

0/2

78

69

1/2

Segundo metacarpiano;

tercer metacarpiano

Pulmón;

mama

Radioterapia;

radioterapia

Vivo

Kumar et al. [11] (2011)

3/0

52;

60

2/3

Falange distal del quinto dedo;

Falange media del pulgar

Carcinoma escamoso del esófago;

carcinoma escamoso de la piel

Radioterapia;

radioterapia

Biyi et al.[12] (2010)

0/1

37

0/1

Falange media del pulgar izquierdo

Mama

Quimioterapia

18 meses

Xie[13] (2017)

1/0

45

0/1

Falange proximal del pulgar izquierdo

Pulmón

Amputación

Gilardi et al.[14] (2013)

1/0

55

1/1

Trapecio

Pulmón

Radioterapia

Vivo

Sahoo et al.[6] (2016)

1/0

53

1/1

Falange distal del índice izquierdo

Pulmón

Amputación

Liu et al.[15] (2014)

0/1

53

1/1

Segundo matacarpiano

Pulmón

Asirvatham Gjorup et al.[16] (2017)

0/1

55

1/1

Falange media del tercer dedo

Pulmón

2 meses

Troncoso et al.[17] (1991)

1/1

Falange distal del dedo

Carcinoma Renal

7 meses

Taleb et al.[4] (2011)

0/1

46

1/1

Cuarto metacarpiano izquierdo

Carcinoma urotelial

Amputación

Lucilli et al.[18] (2010)

1/0

63

0/1

Falange media del pulgar izquierdo

Pulmón

Amputación

Akjouj et al.[19] (2006)

1/0

57

1/1

Pulgar

Pulmón

Bigot et al.[20] (2007)

1/0

64

0/1

Tercer metacarpiano

Carcinoma gástrico

5 años

Khosla et al.[21] (2012)

0/1

65

0/1

Cuarto metacarpaino

Carcinoma de la vagina

Adegboyega et al.[22] (1999)

0/1

60

1/1

Falange media del tercer dedo

Carcinoma renal

Amputación

11 meses

Rommer et al.[23] (2014)

1/1

30;

66

0/2

Falange distal del cuarto y quinto dedos;

falange distal del tercer dedo

Hepatocarcinoma;

carcinoma renal

Amputación;

amputación

-;

4 meses

Hernández-Cortés et al.[24] (2015)

1/0

53

0/1

Falange distal del quinto dedo

Carcinoma renal

3 meses

Madjidi et al.[25] (2009)

1/0

55

1/1

Falange distal del segundo dedo

Pulmón

Borgohain et al.[26] (2012)

1/0

70

1/1

Segundo metacarpaino, fémur distal

Carcinoma renal

No

Koyama y Koizumi[27] (2014)

1/0

62

0/1

Ganchoso

Pulmón

Kumar et al.[28] (2011)

1/0

55

0/1

Falange distales de todos los dedos

Carcinoma de la laringe

2 años

Gallardo-Alvarado et al.[29] (2020)

0/1

58

0/1

Pulgar derecho

Cáncer del cérvix

4 meses

Voskuil et al.[30] (2019)

1/0

81

0/1

Escafoides

Adenocarcinoma del colon

Resección de la primera hilera

1 año

Van Veenendaal et al.[31] (2014)

0/1

83

1/1

Falange ṕroximal del tercer dedo derecho

Pulmón

Amputación

Miyamoto et al.[32] (2008)

0/1

72ª

0/1

Quinto metacarpiano

Carcinoma gástrico

Amputación

Ghert et al.[33] (2001)

0/1

56

0/1

Falange media del segundo dedo izquierdo

Carcinoma renal

Amputación

Vivo

Rinonapoli et al.[34] (2012)

1/0

72

1/1

Carpo

Pulmón

Amputación

Tabrizi et al.[35] (2019)

1/0

60

1/1

Ganchoso

Pulmón

20 meses

Salesi et al.[36] (2007)

0/1

Segundo dedo izquierdo

Carcinoma renal

Riter y Ghobrial[37] (2004)

0/1

53

0/1

Falange distal del segundo dedo derecho

Carcinoma renal

Amputación

Lambe et al.[38] (2014)

1/0

72

0/1

Falange distal del quinto dedo

Pulmón

Radioterapia

2 semanas

Cruz[39] (2021)

1/0

62

0/1

Tercer metacarpiano

Leucemia linfática crónica

Sumodhee et al.[40] (2014)

1/0

61

1/1

Falange media del cuarto dedo izquierdo

Pulmón

Radioterapia

Vivo

Knapp y Abdul-Karim[41] (1994)

1/2

Pulmón;

carcinoma gástrico

Lee et al.[42] (1999)

1/0

47

0/1

Falange media del pulgar

Carcinoma hepatocelular

Amputación

5 meses

Spiteri et al.[43] (2008)

1/0

82

1/1

Falange distal del cuarto dedo derecho

Carcinoma gástrico

Amputación

Ornetti et al.[44] (2012)

0/1

68

1/1

Falange distal del segundo dedo derecho

Carcinoma endometrio

No

6 meses


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Discusión

Las acrometástasis son poco comunes en general, pero más frecuentes en las extremidades inferiores. En la mano, se han descrito con una prevalencia alrededor de un 0.1% de todas las metástasis óseas,[1] aunque probablemente sea mayor debido a los casos subclínicos y a los que no se reportan. El porqué de este fenómeno podría deberse a la menor cantidad de médula ósea de los huesos de la mano, así como a la menor cantidad de flujo venoso lento en estas localizaciones.[7] En su revisión, Afshar et al.[5] determinan que las metástasis óseas distales al codo son más frecuentemente causadas por tumores supradiafragmáticos. En la serie del presente estudio, 6 de 9 casos tuvieron su origen en un carcinoma de pulmón, que es el tumor primario que más produce acrometástasis en la mano. Aunque no hay una teoría comprobada, la explicación podría deberse a que la diseminación de estos tumores es principalmente hematógena,[8] y el pulmón tiene gran acceso a la sangre arterial. Los tumores de riñón y mama son los que siguen en cuanto a prevalencia.[3]

También se ha visto que afecta en mayor proporción hombres que mujeres, cosa que podría ser explicada por la mayor frecuencia de cáncer de pulmón en el varón.[9]

En nuestra serie, la mayoría de os pacientes eran varones: 6 de 9. Además, a excepción de un caso, todos los causados por neoplasia pulmonar ocurrieron en hombres.

Todos los huesos de la mano han sido reportados como dianas metastásicas en la literatura, pero la localización en la que más frecuentemente asientan es la falange distal de la extremidad dominante. Dado que las puntas de los dedos son sitios dónde frecuentemente se producen pequeños traumatismos debidos a la vida cuotidiana (teclear, usar el móvil...), se podrian desencadenar en ellas pequeñas reacciones inflamatorias con liberación de prostaglandinas y factores quimioterápicos que atraerían y favorecerían el asentamiento de las células tumorales que se diseminan por via sanguínea. Las falanges proximal y media, seguidas por el metacarpo, son los siguientes en frecuencia, mientras que es más raro que involucren los huesos del carpo. El dedo más comúnmente afectado es el tercero,[10] lo cual dista de los resultados obtenidos en esta revisión, en que no hubo casos en que se afectara este dedo. ([Fig. 2a, 2b]).

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Fig 2 (A) Signos clínicos de acrometástasis en la falange distal de un segundo dedo. (B) Signos radiológicos.

En cuanto al diagnóstico, teniendo en cuenta los resultados de la revisión ([Tabla 2]) de la literatura, se observa que en un 48% de las ocasiones fue el primer síntoma del tumor primario. En nuestra serie, en 3 de los 9 casos fueron el primer síntoma del tumor, siendo en los 3 casos neoplasias de pulmón. La orientación diagnóstica inicial puede ser errónea, como en uno de los casos que se trató como un panadizo, que no mejoró con antibioticoterapia y se decidió hacer una biopsia en la que se concluyó que se trataba de una metástasis de un tumor de mama ya conocido. Es importante, por lo tanto, un buen diagnóstico diferencial ante lesiones acras de este tipo, puesto que no son pocas las veces que se pueden confundir con otras entidades tales como: infecciones (caso número 4), patologías inflamatorias, gota, quistes esenciales, y tumores cutáneos primarios.[9] Clínicamente, suelen debutar con inflamación, eritema, dolor y fluctuación,[1] por lo que pueden ser difíciles de diferenciar de otras patologías. Es importante, por tanto, revisar la historia clínica del paciente, pues, en la mayoría de las ocasiones, existen antecedentes de patología tumoral.

Ante una lesión sospechosa, a parte de una buena exploración, se deben realizar pruebas de imagen que deben incluir radiografías para valorar afectaciones óseas. Las lesiones metastásicas o tumorales en la mano habitualmente se objetivan como lesiones líticas en el hueso, sin reacción perióstica ni afectación articular, características que las diferencian de una osteomielitis[16] ([Fig. 2a, 2b]). Una tomografía computarizada (TC) puede ayudar a ampliar esta información. Hay también que realizar una resonancia magnética (RM) para valorar la afectación de partes blandas y las estructuras neurovasculares adyacentes.

La tomografía por emisión de positrones (TEP) puede detectar lesiones en otras localizaciones del cuerpo, y es la prueba que mejor detecta estas lesiones antes de que sean sintomáticas.[45] Por último, una biopsia incisional o excisional es fundamental para determinar el diagnóstico anatomopatológico.

En aquellos pacientes en los que se desconoce patología primaria, es fundamental la coordinación con la unidad de oncología para realizar el estudio de extensión y el mejor tratamiento posible. La supervivencia de estos pacientes con acrometástasis es globalmente baja: la media desde el diagnóstico es de 7 meses.[5] La aparición de acrometástasis en un paciente con patolgia tumoral indica que dicha patologia se encuentra muy diseminada, por lo que se considera factor de mal pronóstico.

El tratamiento debe de ser individualizado y tiene dos objetivos primordiales: disminuir el dolor y preservar la función de la mano, dado que no se ha demostrado en la literatura que el tratamiento mejore el pronóstico del paciente.[5] Antes de realizarlo, es imperativo encontrar el tumor primario (en caso de que no sea conocido) y estadiarlo, con el fin de determinar la supervivencia del paciente y poder ofrecer así un mejor tratamiento. El más usado en la literatura es la amputación,[5] [7] [9] principalmente por tratarse en su mayoría de falanges distales o metacarpianos.[6] Pero cuando afecta a huesos como el radio distal, la exéresis es una opción a valorar, siempre y cuando el paciente la tolere. En nuestra serie, en el caso 9 se le realizó la técnica de artrodesis cúbito-carpiana o del antebrazo de un sólo hueso, con el fin de mantener las dos premisas (control del dolor y preservación de la función). Dicho paciente ha seguido un tratamiento oncológico con quimioterapia, con buena respuesta. A los dos años de la cirugía, requirió nueva intervención, en este caso, para realizar exéresis de una nueva lesión metastásica a nivel del codo derecho ([fig. 3a, 3b, 3c]). A los 43 meses posoperatorios, el paciente presenta un buen control del dolor y no tiene signos de recidiva local. Esta larga supervivencia no es una rareza, puesto que el tumor primario causal fue un carcinoma renal, que se trató con nefrectomía. Jung et al.[46] ya reportaron una serie de 8 casos de metástasis solitarias de tumores primarios renales que fueron tratados de la misma forma, y obtuvieron una supervivencia de 69 meses (rango: 24 a 76 meses).

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Fig 3 (A) Imagen radiológica de lesión osteolítica en radio distal. (B) Técnica de antebrazo de un sólo hueso. (C) Resección en bloque de la epífisis distal del radio.

El uso de la radioterapia aislada o asociada a la cirugía también es muy extendido, a fin de controlar el dolor,[45] aunque, en función del estado de debilidad del paciente, una férula de confort asociada a medicación analgésica puede ser definitiva.

En conclusión, las acrometástasis en la mano son poco frecuentes, pero hay que tenerlas en cuenta ante cualquier lesión rápidamente progresiva y que no responda a los tratamientos habituales. Hay que estar alerta de no confundir estas lesiones con alguna patología más banal, puesto que en ocasiones son el primer síntoma de un tumor primario oculto. En casos en los que el paciente esté ya diagnosticado de un tumor primario, especialmente de pulmón, hay que tenerlas en consideración y tratarlas en consecuencia. El tipo de tratamiento usado será más o menos radical en función del estado del paciente y de su esperanza de vida, con la única misión de mejorarle la calidad de vida. Por tanto, es importante estudiar cada caso con detenimiento y tratar cada paciente de forma individualizada.


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Conflict of Interests

The authors have no conflict of interests to declare.

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Daniel Valverde-Vilamala
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Received: 29 September 2021

Accepted: 26 January 2022

Article published online:
23 June 2022

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Fig 1 (A) T2-weighted MRI scan showing a metastatic lesion in the distal phalanx. (B) Radiographic image of a case of lung carcinoma in anteroposterior view of the chest. (C) Image of the complete amputation of the second finger.
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Fig 1 (A) Imagen de RM potenciada en T2 en la que se objetiva lesión metastásica en falange distal. (B) Imagen radiográfica del carcinoma de pulmón en proyección anteroposterior del tórax. (C) Imagen de la amputación completa del segundo dedo.
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Fig 2 (A) Clinical signs of acrometastases in the distal phalanx of a second finger. (B) Radiological signs.
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Fig 3 (A) Radiological image of an osteolytic lesion in the distal radius. (B) Single-bone forearm technique. (C) En bloc resection of the distal radial epiphysis.
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Fig 2 (A) Signos clínicos de acrometástasis en la falange distal de un segundo dedo. (B) Signos radiológicos.
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Fig 3 (A) Imagen radiológica de lesión osteolítica en radio distal. (B) Técnica de antebrazo de un sólo hueso. (C) Resección en bloque de la epífisis distal del radio.