Palabras Clave
ortopedia y traumatología - cirujanos - burnout - especialidad quirúrgica
Introducción
Síntomas de depresión, insatisfacción, desbalance entre el trabajo y la vida personal,
agotamiento y burnout se han reportado a lo largo de todas las etapas de la educación médica y de las distintas
especialidades.[1] El síndrome de burnout fue descrito a comienzos de los años 1980 cómo un conjunto de síntomas relacionados
con la afectación de 3 áreas o dimensiones de la salud mental del individuo: cansancio
emocional, despersonalización y falta de realización personal.[2] El burnout produce un aumento de los errores médicos, un cambio negativo en el trato con los
pares, una alteración del ambiente laboral, y una disminución de la productividad.
Todo esto afecta negativamente la salud de los pacientes.[3]
[4]
En especialistas de Ortopedia y Traumatología, se ha descrito una prevalencia de burnout de entre 4% y 59,4%, que varía entre diferentes estudios según la población estudiada.[5] En ambientes docentes, el burnout es más frecuente en residentes que en especialistas clínicos y/o académicos.[6]
[7] El cansancio emocional y la despersonalización son los síntomas más comunes en la
especialidad, siendo además mayor su ocurrencia en comparación a otras especialidades
quirúrgicas.[5] Factores como ansiedad en relación con la competencia clínica, preocupación por
el creciente número de cirujanos ortopédicos, obligaciones financieras y desbalance
entre el trabajo y la vida personal contribuyen con la aparición del burnout
[7]
[8]
Es importante conocer la prevalencia de burnout por la posibilidad de intervenir en factores relacionados modificables. En Chile,
se ha reportado un 53,7% de burnout en la especialidad mediante el autorreporte con herramientas no estandarizadas.[9] El objetivo de este estudio es evaluar, en especialistas de Ortopedia y Traumatología,
en Chile, la prevalencia de burnout en sus dimensiones y sus factores asociados.
Materiales y Métodos
Estudio de diseño transversal analítico. Se invitó a participar a todos los especialistas
de Ortopedia y Traumatología inscritos al Congreso Chileno de Ortopedia y Traumatología
el año 2016. Se excluyeron médicos generales, residentes, y otros profesionales de
la salud. Se envió una encuesta online por correo electrónico institucional, con respuesta anónima. Por medio de un cuestionario
de selección múltiple, se evaluaron los datos sociodemográficos: edad, sexo, índice
de masa corporal (IMC), consumo de drogas, consumo de modafinilo, región geográfica
de origen, actividad física, número de horas de trabajo semanal, estado civil, número
de hijos, y tiempo pasado con la pareja semanalmente. El síndrome de burnout se evaluó con el cuestionario validado Maslach Burnout Inventory: Human Services
Survey for Medical Personnel (MBI-HSS [MP]).
Instrumento MBI-HSS (MP)
El MBI-HSS (MP) incluye 22 preguntas con respuesta tipo Likert (puntuadas en un rango
de valores de 0 a 6), mide el cansancio emocional (CE), la despersonalización (DP)
y la realización personal (RP), y clasifica cada dimensión en bajo, medio y alto según
el puntaje obtenido. Se considera que el individuo presenta burnout cuando el puntaje de CE es sobre los 26 puntos (9 preguntas; puntaje máximo de 54);
el de DP es mayor a 9 puntos (5 preguntas; puntaje máximo de 30); o el de la RP, menor
a 34 puntos (8 preguntas; puntaje máximo de 48) ([Tabla 1]).
Tabla 1
Dimensión
|
Bajo
|
Medio
|
Alto
|
Cansancio emocional
|
0–18
|
19–26
|
27–54
|
Despersonalización
|
0–5
|
6–9
|
10–30
|
Realización personal
|
0–33
|
34–39
|
40–48
|
Análisis estadístico
Para la descripción de las variables numéricas, se utilizaron estadígrafos de tendencia
central y dispersión con mediana y rangos. Las variables categóricas se describieron
mediante frecuencias relativas y absolutas, y se analizaron utilizando la prueba de
Chi cuadrado o la prueba exacta de Fisher, según correspondiera. Para estudiar la
asociación entre variables numéricas y categóricas, se utilizaron las pruebas de Mann-Whitney
y de Kruskal-Wallis. Se consideró la significancia estadística con valores de p menores a 0,05. El análisis estadístico fue realizado con el programa STATA (StataCorp
LLC, College Station, TX, Estados Unidos), versión 14.
Este proyecto fue aprobado por el Comité de Ética Científica de la Facultad de Medicina
de la Pontificia Universidad Católica de Chile (n° 16-226) y por el directorio de
la Sociedad Chilena de Ortopedia y Traumatología.
Resultados
Características generales
Se obtuvo la respuesta de la encuesta completa de 99 traumatólogos. La mediana de
edad fue de 45 (rango: 29–76) años, y el 92% (n = 85) correspondió al sexo masculino.
El 100% correspondía a especialistas egresados, laboralmente activos, cuya mediana
de horas de trabajo reportada fue de 50 (rango: 11–80) horas semanales. Un 58% presentó
sobrepeso y 11%, obesidad, con diferencias significativas en la prevalencia de sobrepeso
según el sexo (61,5% de sobrepeso en hombres versus 12,5% de sobrepeso en mujeres; p < 0.05). Un 85% declaró estar casado, 7%, separado o divorciado, y 92% (91) del total
refería tener uno o más hijos. Un 63% realizaba actividad física regularmente, con
diferencias significativas según la edad (mediana de edad de los inactivos de 50 años
versus mediana de los activos de 44 años; p = 0.006) ([Tabla 2]).
Tabla 2
Variable
|
n (%)
|
Sexo
|
|
Femenino
|
8 (8%)
|
Masculino
|
91 (92%)
|
Edad en años: mediana (rango)
|
45 (29–76)
|
Índice de Masa Corporal
|
|
Normal
|
31 (31%)
|
Sobrepeso
|
57 (58%)
|
Obeso
|
11 (11%)
|
Estado civil
|
|
Soltero
|
8 (8%)
|
Casado
|
84 (84%)
|
Divorciado/separado
|
7 (7%)
|
Hijos
|
|
Sí
|
91 (92%)
|
No
|
8 (8%)
|
Horas de trabajo semanales: mediana (rango)
|
50 (11–80)
|
Horas de sueño diarias: mediana (rango)
|
6 (3–8)
|
Consumo de modafinilo
|
|
Sí
|
3 (3%)
|
No
|
96 (97%)
|
Actividad física
|
|
Sí
|
62 (63%)
|
No
|
37 (37%)
|
Burnout y variables asociadas
La proporción de burnout en sus tres dimensiones se categorizó según el puntaje de corte descrito. Un 21%
presentó un alto puntaje en la dimensión de CE, 20%, en DP, y un 6% tenía alteración
en la dimensión de RP ([Figura 1]). En la muestra total, un 35% presentó burnout (alteración en al menos 1 dimensión), y un 6% presentó alteración de las 3 dimensiones.
Las variables que se asociaron significativamente con la presencia de burnout fueron dormir menos (56% de burnout en los que duermen menos de 5 horas diarias versus 30% en los que duermen más; p = 0,03) y el consumo de modafinilo (100% en aquellos que consumían versus 32% en aquellos que no lo hacían; p = 0,04). No hubo asociación de burnout con el resto de las variables estudiadas. ([Tabla 3]).
Tabla 3
Variable
|
Tasa de burnout (%)*
|
Sujetos (n)
|
Valor de p
|
Sexo
|
Mujer
|
25
|
2
|
0.71
|
Hombre
|
35
|
32
|
Hijos
|
No
|
62
|
5
|
0.12
|
Sí
|
32
|
29
|
Horas de sueño diarias
|
> 5
|
30
|
24
|
0.03
|
≤ 5
|
56
|
10
|
Horas de trabajo semanales
|
≤ 44
|
23
|
7
|
0.13
|
> 44
|
39
|
27
|
Consumo de modafinilo
|
No
|
32
|
31
|
0.04
|
Sí
|
100
|
3
|
Actividad física
|
No
|
35
|
13
|
0.89
|
Sí
|
33
|
21
|
Índice de Masa Corporal
|
Normal
|
23
|
7
|
0.07
|
Sobrepeso
|
44
|
25
|
Obesidad
|
18
|
2
|
Estado civil
|
Soltero
|
50
|
4
|
0.61
|
Casado
|
33
|
28
|
Separado/Divorciado
|
29
|
2
|
Fig. 1
Cansancio emocional
Un 21% (21 sujetos) de la muestra presentó un puntaje alto en la dimensión de CE,
sin diferencias según edad o sexo. Se encontró asociación con las horas de sueño,
con 4 veces más chance de tener CE en aquellos que refirieron dormir 5 horas o menos
(odds ratio [OR]: 4.2; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1.3–12.6). El tiempo compartido
con la pareja se asoció con un bajo CE (mediana de 2 [rango: 1–4] horas en los que
sí presentaban CE comparada con 3 [rango: 0–5] horas en aquellos que no; p = 0,02). Finalmente, se encontró asociación con el consumo de modafinilo, con un
100% de prevalencia de CE en aquellos que consumían versus 19% en aquellos que no (p < 0,01).
Despersonalización
La dimensión de DP del burnout estuvo presente en un 20% de la muestra, con una mayor prevalencia en los traumatólogos
más jóvenes (mediana de edad de 39 [rango: 29–63] años versus 47 [rango: 31–76] años; p = 0,02). Por otro lado, los especialistas con hijos tuvieron 79% menos chance de
padecer DP, siendo la maternidad o paternidad un factor protector (OR: 0,21; IC95%:
0,04–0,9).
Realización Personal
Un 6% de los traumatólogos obtuvo un puntaje bajo de RP, y un 18%, un puntaje medio.
Una mayor cantidad de horas de trabajo se asoció con baja RP (mediana de 57,5 [rango:
50–70] horas versus 50 [rango: 29–63] horas; p = 0,03). No hubo diferencias según sexo, edad ni el resto de las variables.
Discusión
En los últimos años, altas tasas de burnout han sido reportadas en la literatura médica.[10] En nuestro estudio, un 35% de los encuestados presentó burnout (alteración en al menos una de las 3 dimensiones). Shanafelt et al.[4] reportaron una tasa de 45,8% de burnout en médicos de Estados Unidos en el 2012, porcentaje que aumentó a 54,5% en el 2014.
Para la especialidad de Ortopedia y Traumatología, se han reportado prevalencias de
burnout que varían según la población, la metodología del estudio, y las herramientas de
medición utilizadas. Respecto a sus síntomas característicos, la prevalencia reportada
de CE es entre 16,2% y 50,7%, la de DP, de 11,4% hasta 59,4%, y la RP, de 10% hasta
33.3%.[5]
[6]
Distintas variables se han asociado al burnout. En este estudio, encontramos que una disminución en las horas de sueño y el consumo
de modafinilo fueron los principales factores asociados con la alteración de al menos
una dimensión. Se ha reportado que la privación de sueño[7] y las largas jornadas de trabajo,[11] tanto en residentes como en especialistas, se asocian al burnout, variables que están asociadas, de la misma forma, con las dimensiones de CE y RP
en este estudio. Por otra parte, 3 especialistas reportaron uso de modafinilo, y un
100% reportó burnout. Un estudio[12] realizado en Chile en estudiantes de Medicina demostró que el uso de este medicamento
también predisponía a una peor calidad de vida.
Por otro lado, se ha visto que las profesionales del sexo femenino, tanto para la
especialidad de Ortopedia como para otras especialidades quirúrgicas, tienen una mayor
prevalencia de burnout.[13]
[14]
[15]
[16] Sin embargo, en nuestro estudio, no se encontraron diferencias significativas según
el sexo. Es importante considerar que solo un 8% de la muestra (8 voluntarios) correspondió
al sexo femenino, por lo que probablemente falta tamaño muestral para estudiar la
asociación del sexo con burnout y otras variables (el análisis post hoc solo alcanzó el 6,6% para esta asociación).
En cuanto a factores protectores, el tiempo compartido con la pareja y la paternidad
se han reportado como relevantes en la literatura.[8]
[17] Encontramos que se asociaron de forma independiente a las dimensiones de CE y DP
respectivamente, lo que refleja la importancia de factores sociales protectores en
el bienestar.
Una de las principales limitaciones de este estudio fue la tasa de respuesta del cuestionario,
que correspondió al 30% (99 respuestas). Esto podría inducir un sesgo de medición
que podría sobre o subestimar la proporción de burnout. Por otro lado, la forma de medición de variables como actividad física e IMC, en
cuyo caso no se utilizaron herramientas estandarizadas, sino que las siguientes preguntas
abiertas: ¿Practica algún deporte o actividad física?; ¿Cuánto mide?; y ¿Cuánto pesa?, pudo haber causado un sesgo de información.
Por otra parte, la principal fortaleza es la aplicación del cuestionario MBI-HSS (MP)
completo para la evaluación de burnout, el cual ha sido validado en distintas poblaciones y contextos en Chile, con un amplio
uso hoy en el área de la medicina.[18]
[19]
[20]
[21]
[22] Publicaciones previas[9] en Chile se han basado en el reporte de burnout a partir de preguntas independientes (frecuencia de sensación de burnout e insensibilidad con terceros). La utilización de una herramienta no validada puede
llevar a conclusiones erróneas en la medición de un fenómeno.
La prevención y tratamiento del burnout siguen siendo un desafío para la comunidad médica. Estudios recientes han descrito
terapias efectivas de tratamiento; sin embargo, el foco debe seguir en estrategias
de prevención – que se concentran en los factores modificables que aumentan el riesgo,
así como la promoción de factores protectores –y en la detección precoz del burnout. Estas estrategias deben promoverse y realizarse tanto a nivel individual como institucional.
Conclusión
En este estudio, se encontró una prevalencia de 35% de burnout, definido como la alteración de al menos 1 de las dimensiones (CE, DP o RP) del cuestionario
MBI-HSS (MP). La escasez de sueño y el consumo de modafinilo se asociaron significativamente
a un mayor riesgo de presentar burnout. Futuros estudios deberán indagar en la prevención a partir de los factores de riesgo
modificables.